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III Seminario de Alto Nivel en el Parlamento Europeo organizado por Fundación Euroamérica y EuroLat
Con el título «Ahora más que nunca, la Unión Europea y América Latina y el Caribe, dos socios estratégicos. ¿Por qué la UE necesita esta alianza?»
El 29 de septiembre, la Fundación Euroamérica y la Asamblea Parlamentaria Europea-Latinoamericana (EuroLat) organizaron el III Seminario de Alto Nivel en el Parlamento Europeo con el título «Ahora más que nunca, la Unión Europea y América Latina y el Caribe, dos socios estratégicos. ¿Por qué la UE necesita esta alianza?». Se dieron cita numerosas autoridades y stakeholders de la relación bilateral, que pusieron de manifiesto la voluntad política y el interés mutuo por profundizar la colaboración entre ambas regiones, así como la idoneidad del momento actual para relanzar las relaciones entre la Unión Europea y América Latina. Asimismo, reivindicaron la integración latinoamericana y el multilateralismo como ejes vertebradores, y la transición ecológica y la digitalización como áreas de cooperación prioritarias.
Asistió nuestro responsable de proyectos, Mikel Herrera, que extrajo estas conclusiones:
El actual contexto geopolítico de alta competencia, evidenciado por la invasión de Ucrania, obliga a Europa y América Latina a pensar de forma estratégica. Es necesaria la búsqueda de aliados que compartan valores y principios, y América Latina es precisamente esa región del mundo con la que la Unión Europea puede construir unas relaciones internacionales basadas en el diálogo y la cooperación en temas prioritarios para ambas regiones, como el cambio climático o el crecimiento inclusivo. Se necesita una alianza sólida entre la Unión Europea y América Latina en pro de nuestros valores y principios compartidos en este contexto de alta competencia geopolítica.
Asimismo, ambas regiones corren el riesgo de ser desplazadas a la periferia, si se impone la lógica binaria entre Estados Unidos y China, dibujando así un mundo bipolar, que es un riesgo existente y un escenario muy peligroso para el mundo. Ello puede obligar a ambas regiones a dejar de ser players para pasar a ser playground. Por tanto, la profundización de la relación entre América Latina y la Unión Europea es también importante para que ambos se posicionen como actores relevantes en el sistema internacional, y para escapar de la lógica bipolar y de la «periferización».
Por otro lado, para abordar algunas de las prioridades del mundo actual, como el crecimiento inclusivo, el cambio climático o la protección del medio ambiente, es necesaria la convergencia estratégica de América Latina y Europa. Latinoamérica es el gran pulmón del mundo, atesora la mayor biodiversidad del planeta, tiene las mayores reservas de agua dulce del planeta y también alberga muchos materiales y recursos estratégicos necesarios para la descarbonización.
También es necesaria la relación entre ambas regiones para reconstruir el multilateralismo. Las instituciones multilaterales han sido dañadas durante las dos últimas décadas por diferentes razones, y la guerra en Ucrania ha agravado esta situación. Será necesario reconstruir el multilateralismo, esa cooperación en las relaciones internacionales en las que la Unión Europea tanto cree. De hecho, la propia UE es producto de esa voluntad post-1945 de impulsar la cooperación frente a la competición.
La relación entre la Unión Europea y América Latina es, por tanto, de carácter sumamente estratégico. Ambas regiones deben ser capaces de ofrecer una relación que no esté basada en las lógicas de dependencia, sino en favor de sus respectivas autonomías. Ese es un valor añadido y un hecho diferencial con el resto del mundo. Latinoamérica y Europa tienen unos principios, valores y visión compartidos, y la profundización de su relación puede reforzar y beneficiar a ambos geopolítica y económicamente, y permitirles afrontar los desafíos globales conjuntamente.
Existe una gran oportunidad para dar un salto adelante, colocando a América Latina entre las prioridades de la UE. Ahora es el momento idóneo por el contexto geopolítico; por el compromiso del Alto Representante, Josep Borrell; o por los numerosos acuerdos e instrumentos en discusión –como la modernización de los Acuerdos de Asociación, el acuerdo UE-Mercosur, que continúa en proceso de ratificación y es de una enorme trascendencia, o la reactivación del diálogo birregional al más alto nivel, con la celebración de cumbres que tendrán lugar en próximamente, aprovechando la Presidencia española de la UE en el segundo semestre de 2023–.
Será necesario reflexionar sobre cómo completar esos diálogos al más alto nivel con programas e iniciativas concretas, relacionados con el cambio climático, el crecimiento inclusivo, la conectividad, la economía sostenible, la transformación digital, el desarrollo humano, la lucha contra la delincuencia transnacional, las normas comerciales, los efectos macroeconómicos causados por la guerra, o la promoción de la paz, la democracia y los derechos humanos. En definitiva, hay que establecer una hoja de ruta con los países latinoamericanos para identificar prioridades comunes que permitan una posición global más fuerte –también en las instituciones multilaterales–, ya que, sin duda, existe un interés común y los medios necesarios para profundizar la cooperación entre la Unión Europea y América Latina.